jueves, 29 de agosto de 2013

Sobre la serie...

jueves, 31 de enero de 2013
El concepto que le di respecto de la especificidad del lenguaje radial de “Los Artesanos”, habría podido ser apresurada.
Entonces volví a escuchar buena parte de los capítulos. Y sí, mi conclusión es que mi concepto fue en parte apresurado. En parte, porque hay capítulos en que la recreación de la posible experiencia visual de la Bogotá de mediados del siglo XIX, sí está hecha. Pero en otros no.
Y aquí quiero plantear precisamente una de las deficiencias del lenguaje radial cuando restringe sus búsquedas formales con una especie de vergüenza frente al lenguaje de lo audiovisual.
Creo que plantear las posibilidades del lenguaje sonoro en el sentido de extremar sus recursos para “crear” imágenes mentales, es una forma equivocada de asumirlo. Es más, cuando hablamos de lenguaje radial y con ello decimos lenguaje sonoro, estamos reduciendo tales posibilidades.
No. El lenguaje sonoro no debería declarar la falta de la imagen como una de sus limitaciones y entonces subsanar esa carencia a partir de extender sus posibilidades formales para dotarlo de una supuesta “visualidad”. Tal cosa sería algo parecido a admirar a las personas con discapacidad sólo porque recuperan su “normalidad” cuando sus otros órganos suplantan al faltante.
Las posibilidades del lenguaje sonoro están en su potencialidad de recrear la experiencia vital completa: (como le dije) en dotar a la narración de los detalles de los olores de las comidas de las muy posibles ventas callejeras, de la descripción de los colores o del vuelo de las faldas de las jóvenes en la plaza, de la fricción sobre el talón que podría producir el fique de las alpargatas que muy posiblemente usaban los artesanos, de los contrastes de luz y sombra de las iglesias sólo alumbradas por las velas con el deslumbre de las calles, de la presión sobre los cuerpos de la aglomeración de las manifestaciones compuesta de personas que se bañaban poco, arropadas por el espantoso olor de la lana de ovejo húmeda, por las posiciones de los cuerpos encorvados temerosos constantemente del poder de Dios.
Los publicistas hablan de la radio como el “teatro de la mente”. Yo creo que se quedan cortos. Al escuchar su trabajo pienso más bien en el lenguaje sonoro como un posible “teatro del cuerpo”.
En fin, eso era lo que quería decirle.
Pero antes he debido darle las gracias por ese maravilloso trabajo que escucho y escucho en las noches con mi reproductor de MP3 y del que aprendo y que me habla de mi historia.
Gracias Camilo

ARTURO USCÁTEGUI
Docente de Comunicación y Publicidad
Magister en Educación
Periodista

No hay comentarios.:

Publicar un comentario